Este trabajo analiza la acrobacia aérea en telas como una herramienta de construcción corporal y su vinculación con la Educación Física. La disciplina tiene raíces antiguas en diversas culturas y se popularizó en el circo del siglo XIX gracias a artistas como Lillian Leitzel y Antoinette Concello. A finales de los años 90 y principios de los 2000, la acrobacia en telas se extendió en Argentina, dejando de ser una actividad de nicho para volverse accesible a un público amplio.
Desde una perspectiva educativa, la acrobacia aérea es una actividad integral que potencia el desarrollo corporal y motriz. Requiere del trabajo de todo el cuerpo para fortalecer la fuerza muscular, mejorar la flexibilidad y la coordinación, y desarrollar la conciencia corporal. La disciplina se diferencia del deporte tradicional, ya que se enfoca en el juego, la autogestión y la expresión creativa, y no en la competencia o el rendimiento. La experiencia personal de la autora como docente de acrobacia aérea infantil valida que esta práctica fomenta la creatividad, el trabajo en grupo y valores como la solidaridad y el respeto. En definitiva, la acrobacia aérea en telas se convierte en una herramienta que contribuye a la formación integral de las personas.