El presente trabajo analiza la experiencia desarrollada en la Unidad de Pronta Atención N.º 6
de la localidad de Los Hornos, donde se implementa el programa “Prácticas Saludables” como
estrategia de salud comunitaria. La propuesta consiste en clases de actividad física orientadas
a adultos mayores, en su mayoría con enfermedades crónicas no transmisibles (hipertensión,
diabetes, exceso de peso) y en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica.
Se abordan tres dimensiones complementarias: en primer lugar, los beneficios del ejercicio
físico en esta población, con mejoras comprobadas en la capacidad funcional, el control de
factores de riesgo y la calidad de vida. En segundo lugar, el valor agregado de su desarrollo en
un marco comunitario, donde el ejercicio se transforma en una práctica social que fortalece
vínculos, favorece la adherencia y potencia la construcción de redes de cuidado. Finalmente,
se analizan los desafíos y oportunidades de las políticas públicas para garantizar la
sostenibilidad, equidad territorial y enfoque de derechos de estas intervenciones.
Los resultados permiten concluir que programas como “Prácticas Saludables” constituyen
experiencias valiosas de prevención y promoción de la salud, que deberían replicarse y
consolidarse como parte de una política estructural. La actividad física, en este contexto, se
configura no sólo como un medio de intervención biomédica, sino como una práctica social y
comunitaria que amplía derechos y democratiza el acceso al cuidado.