Vivimos en una era de transformación demográfica sin precedentes: la población mundial envejece rápidamente. Este fenómeno multifacético plantea enormes desafíos para la salud pública, y entre ellos destacan dos procesos silenciosos, pero profundamente discapacitantes: la sarcopenia y el deterioro cognitivo patológico. Hoy sabemos que no ocurren de manera aislada. Muy por el contrario, existe una relación bidireccional entre ambos, una conexión que compromete la funcionalidad, la independencia y la calidad de vida en la vejez. Y frente a esta doble amenaza, hay una herramienta poderosa que tenemos los profesores de Educación Física, al alcance de nuestras manos: el ejercicio físico, ya que este puede convertirse en la principal estrategia- no farmacológica- preventiva y terapéutica para estos dos procesos.