Juegos que se hacen deporte, deportes que se convierten en espectáculo. Reflexiones sobre el juego, el deporte, la sociedad y el mercado.
- Mendía, Martín (FCH-UNICEN e Instituto Superior Tandil)
En 1938 Huizinga se preguntó ¿En qué medida la cultura que vivimos se desarrolla en forma de juego? ¿En qué medida el espíritu lúdico inspira a los hombres que viven la cultura? En su libro, indagó el juego y la cultura para analizar su actualidad concluyendo: “La cultura moderna apenas si se juega y, cuando parece que juega, su juego es falso. Entretanto, a medida que nos aproximamos a nuestra propia época, se hace más difícil distinguir en las manifestaciones culturales el juego de lo que no lo es”. (Homo Ludens) Mirando nuestra actualidad parece que esto se ha exacerbado aún más.
Tenemos tiempo físico, pero sentimos que no. No podemos dejar de rendir y de consumir, en cada dimensión de la vida. En este contexto el deporte es la practica corporal por excelencia no solo para transmitir una idea y valores sino también para vender.
La única manera de jugar que prevalece es la del “Agón”: enfrentarse a un adversario con reglas claras y fijas. Parecería que es lo único que atrae y que el ejemplo a seguir son los JJOO, la máxima expresión de rendimiento y eficiencia.
En consonancia con Huizinga, creemos que la sociedad juega cada vez menos y, cada vez más, solo compite. Solo se ve una manera de jugar. ¿Tiene esto que ver con la construcción, por parte del neoliberalismo, de una subjetividad que nos insta a consumir y rendir?