El tiempo libre y el juego tienen una fama similar. Por un lado, son deseados, pero por otro su exceso está mal visto. Lo curioso no es la acusación de las personas a quien dedica mucho de su tiempo a jugar o a no hacer nada productivo, sino que lo más llamativo es la culpa interna que genera esta situación en la persona. Esto claramente es un triunfo del capitalismo. La necesidad de ser productivo y eficiente se construye en la subjetividad de las personas.
En este mundo actual donde todo debe rendir al máximo, no hay tiempo para frenar. Ni siquiera hay tiempo para jugar, jugar de verdad, sin objetivos más que el de pasar el tiempo. ¿Qué sucede en nuestro sistema educativo? ¿Cómo reacciona ante esta situación? ¿Qué promueve y propone? ¿Qué sucede en el accionar?
En este ensayo se expondrán algunas reflexiones sobre el juego, el sistema educativo y el neoliberalismo producto de las investigaciones que se estan realizando para escribir la tesis de maestría en Educación Corporal (UNLP-fahce) ¿Puede el juego ayudarnos a romper algunos esquemas de la idolatría a la inmediatez y al rendimiento? ¿Los juegos que jugamos son realmente juegos?