La cardiopatía isquémica (CI) forma parte del grupo de las enfermedades cardiovasculares con mayor índice de tasa de mortalidad a escala mundial, según la Organización Mundial de la Salud. Este cuadro clínico, no solo se vincula a factores de riesgo como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la dislipemia, el tabaquismo, sino que, además, a otros como la genética, el sexo y la edad. Es por ello, que la actividad física cumple un gran rol en la prevención de enfermedades crónicas y en la promoción del bienestar y la salud.
En especial, el entrenamiento de la fuerza resistencia en los medios acuáticos puede compensar deficiencias morfofuncionales relacionadas con el avance de la edad y brindar cantidad de beneficios en cuanto al tratamiento de las enfermedades crónicas no transmisibles en adultos mayores, favoreciendo significativamente a la disminución de la mortalidad, en particular por aquellas causas vinculadas a los factores de riesgo cardiovascular. Por esta razón, la mejora de esta capacidad se considera un elemento fundamental dentro de los programas de prevención y tratamiento y que se configura como un elemento central para optimizar la calidad de vida y el bienestar de personas de la tercera edad.